Apenas hay fuerzas para poder escribir el día de hoy! Una jornada más que productiva, no nos privamos de ningún programa…
El madrugón costó horrores. Eran las 6:45 de la mañana y las ganas de despertarnos eran nulas! Después de unos cuantos pares de quejas, nos cambiamos volando y partimos para el muelle que queda al lado del centro de convenciones para pagar nuestra excursión. Ni los anteojos negros servían para disfrazar semejantes caras de dormidas!
Compramos los “tiquetes”, y después de esquivar una gran cantidad de vendedores ambulantes, nos sentamos para esperar que saliera nuestra lancha. Era mucha la gente que estaba esperando, y el calor era tal que los anteojos de sol se nos resbalaban por la nariz! Ni siquiera la sombra servía para refrescarnos un poquito… Más de una pensó en tirarse al río ahí mismo por más de que sabíamos que era imposible!
Después de muchísimo tiempo de espera las quejas empezaron a aparecer, ya había pasado más de una hora del teórico horario de comienzo de la excursión, y no había noticias de la partida de las lanchas. Al final, nos dijeron que la nuestra saldría a las 10, por lo que nos resignamos y nos dispusimos a esperar con un poquito de buen humor y más relajadas. Papu no tardó en encontrar su lugar en la sombra acostada en el piso para tratar de recuperarse un poco del calor agobiante!
Finalmente llamaron nuestros nombres y cuando quisimos acordar, estábamos arriba de la lancha con los chalecos puestos, partiendo hacia Islas del Rosario. El viaje duró unos 40 minutos y la vista que disfrutamos fue espectacular! Sólo agua alrededor, y varias islas: algunas totalmente desiertas, y otras con un par de construcciones bastante humildes. Cada tanto aparecía algún que otro kayak o barca chiquita con gente pescando.
Cuando llegamos no podíamos creer la perfección de la playa! El color turquesa del mar y la blancura de la arena parecían sacados de las imágenes de google, impresionante. Nos quedamos en “Playa Blanca”, donde había poca gente, hamacas paraguayas, un barcito y, por supuesto, vendedores que ofrecían todo tipo de servicios!
No tardamos ni un minuto en meternos al agua que era un poco más fría que la de Cartagena, pero seguía siendo calentita en comparación a Argentina! Pilu se metió con tanto entusiasmo que ni se percató de que había unas cuantas piedras grandes por lo que empezó a gritar mientras se adentraba en el agua.
No paramos de reírnos de lo increíble que nos parecía estar en un lugar tan paradisíaco. Nuevamente, rechazamos los masajes, los collares y las frutas, pero hubo una oferta que resultó irresistible: la banana. Todavía no entendemos si el que manejaba la lancha tenía algo personal contra nosotras, o simplemente se divertía con nuestros gritos, pero las caídas que nos hizo fueron demasiado violentas! Resultado: pérdida de una pulsera, de una tobillera, y de nuestra dignidad por la cantidad de tiempo que tardábamos en volver a subirnos después de cada caída. En la última, casi perdemos a la futura novia que se ahogó después de que una de nosotras se cayera sobre su espalda!
El almuerzo venía incluido con la excursión y nos sirvieron un pescado que se llamaba “mojarra” con arroz y verdura. Nos sentíamos bastante aventureras comiendo eso, pero igual le pedimos que nos los trajeran sin la cabeza para que no nos diera tanta impresión! Dani demostró ser toda una experta para comer pescados: dejó todo el esqueleto con las espinas puestas en forma perfectita, mientras que nuestros platos se parecían a la tercera guerra mundial y con bastantes restos de carne que no sabíamos cómo hacer para sacarla! Cuando Papu quiso pedir una Coca light y le dijeron que no había Coca Cola en toda la isla, pareció que el mundo se le venía abajo: cómo podía ser que hubiera un lugar en el mundo en el que no le vendieran su combustible, su líquido vital?! Pobre yankee girl.
Después de disfrutar un poco más de la tarde en la isla, volvimos a Cartagena en lancha. La vuelta fue tanto más agitada que la ida! Nos sentamos delante de todo y no paramos de gritar y reírnos en todo el viaje mientras nos mojábamos por la cantidad de olas que se le dio por saltar al conductor, alias “Huancho”. La pobre espalda de Dani terminó de empeorarse con semejantes saltos bruscos!
A la noche tuvimos el deleite de disfrutar una comida hecha por Dani, que demostró haberse ganado el título de “esposa ideal” con sus habilidades de ama de casa. Nos agasajó con unos pancakes con pollo y parmesano, espectaculares!
Después de comer salimos para hacer un paseo en carro, tirado por un caballo, que es muy popular en Cartagena. El mismo conductor servía de guía, y al recorrer la ciudad (fundada en el siglo XVI) aprendimos unas cuantas cosas. Datos curiosos: una de las calles se llama “Tumbamuerte” porque antes, cuando por ella transitaba algún carro fúnebre, era tal el estado de la calle que se caían los ataúdes. Otro: a lo largo de la muralla se encuentran aberturas que en su momento servían para pasar los cañones en caso de defensa, mientras que hoy, siglos más tarde, son el lugar elegido por los enamorados para ver el atardecer en la playa…
No teníamos pensado “rumbear” cuando salimos del departamento porque la playa nos había dejado fusiladas. Sin embargo, pasamos por una fiesta al aire libre que parecía ser un casamiento. No dudamos en investigar de qué se trataba, y con la mejor cara de póker entramos bailando tratando de pasar un poco desapercibidas.
Minutos más tarde:
Pachu, Papu y Pili paradas arriba de una tarima donde está cantando un grupo de salsa, haciendo de bailarinas tocando instrumentos y animando a la gente, mientras que Dani es el alma de la fiesta porque se está por casar dentro de unos y es su viaje de despedida de soltera. El plan de pasar desapercibidas desapareció en cuestión de minutos, y nos convertimos en las estrellas de la fiesta! Pilu se ganó unos cuantos aplausos cuando un colombiano la alzó a upa y la hizo girar, y todos los empresarios nos miraban atónitos desde sus mesas sin poder creer cuán papeloneras podemos llegar a ser las argentinas.
Además, resultó que ni siquiera era un casamiento, sino que era una la fiesta de Andina Link, una convención de empresas de comunicaciones, por lo que había “colegas” de ESPN, TyC Sports, Disney, Fox, etc. Estábamos en nuestra salsa… y bailando salsa!
No paramos de bailar hasta que la gente empezó a irse y seguimos nuestra “rumba” en un boliche ahí cerca de la fiesta en el que volvimos a encontrarnos con nuestros amigos televisivos y seguimos bailando hasta que cerró. Lo mejor de todo: ni siquiera nos cobraron “cover”! (La entrada del boliche)
Como verán, una jornada agotadora en serio. Ahora son las 5 y ya ni me funcionan los dedos del cansancio! Vamos a ver si mañana logramos obedecerle al despertador…
Antes de partir a Isla del Rosario
Seguíamos sanas y salvas en la banana...
Almuerzo en la Isla
El "Coco Loco"
Los muchachos animando a la futura novia!
Las animadoras de la fiesta a pura salsa!
Jajajajjajajajajajaja son unas genias! me alegro que la esten pasando tan pero tann bien pachulina y me sigo impresionando con tu redaccion, increiblee no nos perdemos ni unn solo detashe de tu aventura colombiana!
ResponderEliminarte quiero y te extraño mucho locaaaaaaaaa