Hoy tocó madrugar en serio! A las siete y media de la mañana empezamos a levantarnos para arrancar un día movidito. El objetivo principal del día era ir a Pereira, la ciudad de Julio, para conocer a su mamá Marta y su melliza, la tía Pilar.
Pereira queda a aproximadamente una hora de Manizales, y para llegar hay dos opciones. Por un lado hay una "carretera" más vieja y lenta, y por otro lado, hay un camino nuevo que se parece más a una autopista. Elegimos la ruta de peor estado porque era la que tenía una vista más linda y así pudimos disfrutar del paisaje a medida que viajábamos.
Al tratarse de una zona montañosa, las rutas son puras curvas, subidas y bajadas! Más de una vez sufrimos por el espejito del auto al pasar cerca de los camiones en las partes que son doble mano.
Camino a Pereira, pasamos por Chinchina, que es el departamento donde queda la finca del matri. Cuando entramos a la finca, no podíamos creer lo que veíamos. Se llama "La Milagrosa", y es una casa antigua de dos pisos. cuyas ventanas están pintadas en amarillo y bordó, y que tiene una pileta espectacular. Adentro de la casa, todo está decorado de forma muy pintoresca, y en el segundo piso hay cuartos en los que vamos a dormir el día del casamiento.
Ni hablar de la vista, la finca está ubicada en el medio de las montañas, por lo que el paisaje es increíble mires por donde lo mires. Alrededor, se encuentran kilómetros y kilómetros de plantaciones de café, y Julio nos explicó que la cosecha se hace a mano y no a máquina, por lo que se realiza manualmente pepa por pepa.
Después de un par de arreglos con la casera de la finca, seguimos nuestro camino hacia la casa de Julio. Cuanto más cerca estábamos de Pereira, más subía la temperatura, ya que Manizales se encuentra muy arriba de la montaña y es eso lo que provoca el frío de la ciudad. En la entrada de Pereira nos encontramos con Lina, que había ido en colectivo, porque en las rutas son muy exigentes con la cantidad de personas por auto.
Cuando llegamos a la casa, ya estaban las mellizas esperándonos para ir todos juntos a almorzar. Nos dividimos en dos autos, y partimos rumbo a Salento, otro departamento, para ir a un restaurant que a su vez sirve de mirador porque está ubicado en lo alto de la montaña. Otra vez curvas, subidas y bajadas... pero otra vez un paisaje espectacular.
Después de varios minutos de viaje, llegamos al restaurant y... estaba cerrado. Entonces, seguimos recorriendo Salento con el auto en busca de algún lugar para comer. Salento es chico, pero muy pintoresco. El clima no es frío, y está lleno de hostels para turistas que, según nos contó Dani, van de a montones.
Terminamos almorzando trucha con patacón en un restaurant muy lindo. El patacón se hace con plátano (que no es lo mismo que la banana), que se aplasta y se fríe, quedando como una especie de galleta irregular, finita y crocante. Disfrutamos de una comida lindísima, con mucha charla, y en homenaje a los novios.
Ya nos sentimos en familia, y las mellizas resultaron ser unos personajes! La mamá de Julio, Marta, tal vez un poco más seria, mientras que Pilar, demostró ser bastante más alocada y se entendió a la perfección con Pilu, su tocaya!
Cuando terminamos de comer, nos dividimos en los dos autos con el criterio: fumadores y no fumadores. Dani, Julio, Papu y yo por un lado. y las mellizas, Lina y Pilu por el otro. Y todos felices!
Volvimos a Pereira y conocimos el shopping de la ciudad. El plan era comer el postre ahí pero la trucha no había dejado lugar ni para un alfiler así que optamos por un plan b y nos dedicamos a recorrer tranquilos. Ya metemos de taquito la conversión peso argentino-colombiano, y en general los precios terminan siendo iguales tanto con la comida como con la ropa. Tal vez, al ser modas diferentes, acá se pueden encontrar cosas que se usan en Argentina a la mitad de precio.
Después de unas cuantas horas recorriendo, con la pérdida de Pilu en el shopping incluida, volvimos para la casa. Ahí arreglaron los últimos detalles del matri como el largo del traje de Julio, o el dibujo de un mapa casero para que pudieran llegar bien a la Iglesia.
Se hicieron las diez de la noche y todavía teníamos que partir para Manizales. Como buenas argentinas, "nos picaba el bagre", así que fuimos a Mc Donalds antes de salir. Nos llamó la atención lo vacío que estaba! Nunca antes nos había pasado ir a esa hora y que no hubiera un alma. Julio nos explicó que la gente maneja otros horarios, y que la comida de la noche se hace mucho más temprano.
Ni bien terminamos, salimos para Manizales, esta vez por la autopista nueva. En una parte del camino hay un puente que baja la montaña en forma de espiral, y es el primero en toda Latinoamérica. Fue un viaje más tranquilo, con la mayoría de partes con doble carril para la misma mano, y excelentemente señalizada con carteles brillantes.
Dani nos contó que hace un par de años, a un señor se le rompieron los frenos y se llevó puesta a toda la fila de autos que esperaba en el peaje, matando a muchísimas personas. Cuando pasamos por ese mismo peaje, vimos cómo la señalización empieza con mucha distancia de anticipación y, a los pocos metros de llegar a las casillas. se abre hacia la derecha una rampa que sube hasta unas bolsas de arena para que, en caso de tener problemas con los frenos, el auto se desvíe y pueda amortiguar el golpe. Una forma de prevención muy concreta.
Llegamos a Manizales más o menos a las doce, agotadas! Todo un día afuera de "casa", con muchos viajes que arrancaron muy temprano... Cada vez más conocedoras de nuestra querida Colombia!
Finca "La Milagrosa"
Las damas de horror escoltando la happy couple
Papi y mami!
Final del día en el shopping de Pereira
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